Cada casa es un museo mágico que habla de las personas que
la habitan. Orden o desorden, obsesión o dejadez.
Me gustan las casas que no están para las visitas, sino para
vivirlas.
El lugar donde se escribe, si es que se hace, debe tener un
halo especial que habla de quien lo utiliza. Una mesa, un secreter… Y llenos
¿de qué?. Por arriba, quien sabe, algún botellín de agua, teléfonos, papeles
que quedan por registrar… Incluso se puede encontrar uno con chucherías. ¿Y los
cajones? Quizá libros, alguna revista, un cargador…
Puede que haya alguna colección en la casa. Como miniaturas,
sellos, botijos, monedas, etc.
Su ubicación puede estar en un barrio obrero, en uno
residencial, en Villa Mortadela… Pero todas, sin excepción tienen encanto.
Pero, como decía ET “Mi casa…”
Hada